Siempre que desarrollamos actividades para consolidar nuestros servicios y dejarlos a satisfacción de los clientes; es decir, la producción, debemos agregar un ingrediente que significa constancia y eficiencia en nuestros servicios. Hablamos en este caso de la protección; es decir, la seguridad de las operaciones.
Los clientes requieren sus aeronaves en el menor tiempo posible, demandan que todos los sistemas funcionen tal como los diseñó el fabricante y al menor precio razonable permisible. Para lograr este cúmulo de requisitos, necesitamos planificar, establecer objetivos, diseñar un sistema, ejecutar lo planificado, verificar que no haya desviaciones, intervenir si fuera necesario e ir a la carga de nuevo.
En todas estas actividades, debemos considerar los requisitos que establece la RAP 145.125. Es decir, las OMAs no debemos realizar mantenimiento de aeronaves si no disponemos de (i) Edificios e Instalaciones, (ii) Equipos y Herramientas, (iii) Datos, y (iv) Personal de Certificación.
Y entonces ¿cómo logramos los proveedores cumplir todos los requisitos (comerciales, técnicos y de seguridad), ser rentables y continuar los negocios sin desmedro de la propia inversión y la marca?
Las OMAs debemos crear un sistema eficaz de seguridad cuyas alertas y defensas sean utilizadas por todos sus miembros porque están convencidos de activarlas o utilizarlas cuando corresponda lo cual se alinea a lo dicho por Robert L. Sumwalt, de la NTSB “la seguridad es anticiparse a aquellos eventos que puedan salir mal y tomar luego las medidas apropiadas para mitigar los riesgos, de suerte que nadie salga lastimado”.
Ahora bien, la parte laboriosa es aquella que logra empleados convencidos de la importancia de su rol en la seguridad y en la calidad de los productos. Se requiere establecer ejemplos, conformar una organización con costumbres positivas hacia la seguridad y la calidad, premiar el esfuerzo e interés por la excelencia y evitar castigar a quienes notifican prácticas y/o condiciones inseguras. Es obvio que ello no se puede lograr en poco tiempo. Y es obvio que habrá muchas batallas que luchar, planificándolas primero. Los dejo para terminar con esta frase: “la cultura de seguridad operacional es un proceso de largo aliento. No es algo que se hubiera creado de la noche a la mañana. No se logra únicamente por seguir reglas, o seguir programas. Lo usual implica ser seguro. Si alguien no hace algo seguro, eso no es normal y alguien se va a pronunciar”.